La reciente decisión del Gobierno de Bélgica de cerrar su Embajada en La Habana ha generado una creciente preocupación entre los cubanos que planean viajar a Europa en los próximos años. El anuncio, hecho como parte de un proceso de reestructuración diplomática impulsado por Bruselas, no solo implica un cambio logístico dentro de su política exterior, sino también un duro golpe para miles de ciudadanos que dependen de esta sede para gestionar visas del espacio Schengen. Con este cierre, previsto para ejecutarse de manera gradual entre 2026 y 2027, se anticipa un escenario más complejo, costoso y lento para quienes necesitan viajar a Europa por motivos de turismo, trabajo, estudios o reunificación familiar.
Un cierre que responde a razones estratégicas, pero con fuertes consecuencias locales
Según explicó el Ministerio de Asuntos Exteriores belga, la clausura de su representación diplomática en Cuba forma parte de un “redespliegue estratégico” que busca optimizar la presencia internacional del país en un contexto de crecientes tensiones globales y limitaciones presupuestarias. Bélgica tiene previsto reforzar su aparato diplomático en regiones consideradas prioritarias y, simultáneamente, cerrar ocho embajadas alrededor del mundo, entre las que se encuentra la de La Habana.
Las autoridades belgas señalaron que, en los últimos años, la cooperación internacional ha experimentado recortes que obligan a una redistribución más eficiente de recursos. Sin embargo, aunque se trata de una decisión basada en análisis geopolíticos, sus repercusiones recaen directamente sobre los ciudadanos cubanos que, en muchos casos, ya enfrentan una serie de obstáculos para obtener visas europeas.
Impacto directo en la solicitud de visas Schengen
Uno de los efectos más inmediatos y sensibles del cierre será la necesidad de que los cubanos gestionen sus visas belgas en otro país. La Embajada de Bélgica en La Habana ha sido durante años una de las principales emisoras de visas Schengen en la isla, permitiendo la entrada a la mayoría de los países europeos pertenecientes al espacio de libre circulación.
Con su cierre, estas competencias consulares serán transferidas a la Embajada belga en Ciudad de Panamá, que asumirá la jurisdicción sobre varios países del Caribe. Esto implica que cualquier cubano que requiera una visa Schengen emitida por Bélgica deberá:
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Viajar a Panamá para presentar su solicitud, o
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Esperar a que Bélgica formalice acuerdos con consulados aliados para recibir solicitudes en nombre del país.
Ambas opciones representan mayores costos, más trámites y un aumento considerable en los tiempos de espera.
Aumentarán los costos de viaje y los tiempos de espera
Para iniciar una solicitud de visa en Panamá, un solicitante cubano tendría que cubrir gastos adicionales como:
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Pasaje aéreo ida y vuelta a Panamá
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Alojamiento temporal
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Transporte y otros gastos logísticos
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Posibles gestiones ante autoridades migratorias panameñas
Además, no existe garantía de que las citas estén disponibles con rapidez. Con la redistribución de la demanda consular hacia Panamá, es probable que los sistemas de citas se saturen, afectando tanto a los cubanos como a solicitantes de otros países bajo la nueva jurisdicción.
El proceso también se complica para los cubanos que planean viajes por reunificación familiar o estudios, quienes suelen estar sujetos a tiempos estrictos y requisitos adicionales.
Un golpe para la movilidad internacional de los cubanos
La movilidad internacional de los ciudadanos cubanos ya se encuentra limitada por varios factores, incluidos los altos costos, la falta de representación consular de algunos países en la isla y la necesidad de visas para la mayoría de los destinos. Con el cierre de la Embajada de Bélgica, estas limitaciones se acentúan.
Muchos cubanos elegían solicitar visa en esta sede porque:
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Se percibía como una embajada accesible y con tiempos aceptables de respuesta.
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Permitía obtener una visa Schengen válida para múltiples países europeos.
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Ofrecía atención a quienes viajaban por invitación familiar, eventos culturales, razones académicas o trabajo temporal.
La falta de esta alternativa obliga a buscar otros consulados europeos en La Habana, que ya operan bajo alta demanda y disponibilidad limitada. Esto podría traducirse en listas de espera más largas y mayores dificultades para conseguir citas.
Relaciones bilaterales se mantienen, pero con menos presencia física
Aunque Bélgica cerrará su sede diplomática, el Gobierno belga aclaró que esto no significa una ruptura en las relaciones con Cuba. Se mantendrán los vínculos bilaterales, y parte de las funciones diplomáticas pasarán a embajadas regionales o a la embajada en otro país que será acreditada ante La Habana.
Sin embargo, la ausencia de una oficina física en Cuba afectará todos los servicios consulares, incluyendo:
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Legalización de documentos
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Asistencia a ciudadanos belgas en la isla
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Trámites administrativos
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Gestión directa de visas
En la práctica, la vida cotidiana de quienes necesitan estos servicios se volverá más complicada.
¿Qué pueden esperar los cubanos en los próximos años?
Aunque el cierre será gradual, los expertos recomiendan que los cubanos:
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Planifiquen con anticipación los viajes que dependan de visas Schengen.
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Verifiquen con frecuencia los comunicados oficiales de Bélgica y Panamá para conocer los nuevos procedimientos.
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Consideren alternativas, como solicitar visas Schengen a través de otros países europeos con representación en Cuba.
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Evalúen posibles costos adicionales que antes no eran necesarios.
El cierre de la Embajada de Bélgica se suma a una serie de dificultades que históricamente han enfrentado los cubanos para viajar, pero su impacto podría sentirse con mayor intensidad por tratarse de uno de los consulados más activos en materia de visados.
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