El 7 de noviembre marcará un antes y un después para 250.000 venezolanos que viven y trabajan legalmente en Estados Unidos bajo el Estatus de Protección Temporal (TPS). Para muchos, como María Fernanda Angulo (Mafe), esta fecha representa el riesgo de perder permiso de trabajo, licencia de conducir y estatus legal, e incluso enfrentar procesos de deportación que los separarían de sus familias.
TPS y su incertidumbre legal
El TPS fue otorgado a los venezolanos por la administración de Joe Biden en 2021 y 2023 ante la crisis política y económica en Venezuela. Sin embargo, la administración Trump intentó cancelar el programa, y aunque un juez federal declaró ilegal esa medida en septiembre, el fallo fue apelado, dejando a los venezolanos en un limbo legal mientras el Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito resuelve el caso.
“Ese día lo pierdo todo: pierdo mi licencia, mi estatus y mi permiso de trabajo. Puede que se abra un proceso de deportación”, comenta Mafe desde Florida, donde vive con su pareja y dos hijastros.
Historias de vida interrumpidas
Para muchos, el TPS significó la posibilidad de trabajar legalmente y construir un futuro estable. Mafe, de 33 años, llegó a Estados Unidos en 2019 y trabajó en organizaciones de ayuda a migrantes. Mariano Santana, músico venezolano de 29 años, logró estudiar en Berklee College of Music y participar en giras internacionales, incluyendo conciertos en el Madison Square Garden. Ambos enfrentan ahora la misma incertidumbre: el fin del TPS podría borrar años de esfuerzo y logros personales.
Vivir con miedo e incertidumbre
El temor a las redadas y la pérdida de estatus ha afectado la salud mental de los beneficiarios. Mafe reconoce sufrir ansiedad y acudir a terapia psicológica, mientras Mariano admite convivir con el miedo constante, aunque con una actitud resiliente:
“Viviendo en Venezuela siempre había pánico, todo era supervivencia. Ahora tengo eso incorporado, y procuro no dejar que me paralice”, explica.
Ambos coinciden en que, pese a las dificultades, su objetivo es seguir trabajando y contribuyendo positivamente, desmintiendo los estigmas que vinculan a los migrantes con la delincuencia.
Una crisis que no termina
La eliminación del TPS evidencia la vulnerabilidad de los venezolanos en el exterior, quienes dependen de decisiones políticas en Estados Unidos para mantener su estatus legal. Mientras los tribunales deciden su futuro, cientos de familias viven con la incertidumbre de perder todo lo que han construido lejos de Venezuela.
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