La Organización de Naciones Unidas (ONU), junto a la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (IPC), declaró oficialmente el estado de hambruna en la Franja de Gaza, tras meses de advertencias sobre la crisis alimentaria en medio de la guerra.
El 22 de agosto, el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, denunció que más de 500.000 personas, casi una cuarta parte de la población palestina, sufren niveles de hambruna “catastróficos”.
De mantenerse las condiciones actuales, la emergencia se extendería a las zonas de Jan Yunis y Deir al Balah a finales de septiembre, afectando a más de 600.000 personas. Esto representaría cerca del 65,5% de la población en la Franja de Gaza (20%), Jan Yunis (29,5%) y Deir al Balah (16%).
“Utilizar la hambruna como método de guerra constituye un crimen de guerra y las muertes resultantes también podrían constituir el crimen de homicidio intencional”, advirtió Türk.
Crisis humanitaria y acusaciones
El informe de la ONU sostiene que dos tercios de la Franja de Gaza (365 km²) podrían enfrentar una hambruna generalizada si no se toman medidas urgentes.
Sin embargo, el gobierno de Israel, encabezado por Benjamin Netanyahu, rechazó la declaración, calificándola como una “mentira descarada”.
En un comunicado oficial, Israel aseguró que “no existe una política de hambruna, sino de prevención”, y acusó a la ONU y al IPC de ignorar los esfuerzos humanitarios, entre ellos la entrada de millones de toneladas de ayuda a Gaza desde el inicio del conflicto tras los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023.
La Oficina del Primer Ministro (OPM) afirmó además que los precios de alimentos básicos como el petróleo, azúcar, sal, harina, levadura y garbanzos han disminuido debido a la entrada de suministros.