Síndrome de Intestino Irritable | El Síndrome de Intestino Irritable (SII) es un trastorno gastrointestinal funcional que, pese a no generar lesiones visibles en los órganos, tiene un profundo impacto en la calidad de vida de quienes lo padecen. En Venezuela, expertos estiman que entre un 10% y un 20% de la población podría estar afectada, aunque un amplio porcentaje nunca recibe diagnóstico médico ni tratamiento oportuno.
¿Qué es el Síndrome de Intestino Irritable y cómo se manifiesta?
Según el Dr. Rafael Montero, médico internista y gastroenterólogo egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), el SII se caracteriza por dolor o disconfort abdominal persistente, que aparece al menos una vez por semana durante tres meses consecutivos. Este dolor se asocia con cambios en el ritmo o consistencia de las evacuaciones, sin que existan lesiones detectables a través de estudios convencionales.
“Es un trastorno funcional, esto quiere decir que no hay algo orgánico, no hay una lesión evidente que lo explique”, explicó el especialista durante una entrevista con Román Lozinski para Circuito Éxitos de Unión Radio.
Los pacientes pueden presentar patrones distintos de síntomas: algunos predominan con diarrea, otros con estreñimiento (u «ostirpación», como lo describió el médico), y un grupo significativo alterna entre ambas condiciones.
Un problema mucho más común de lo que reflejan las cifras oficiales
Aunque los estudios realizados en Venezuela indican una prevalencia de entre el 10% y el 20%, el Dr. Montero advirtió que entre el 30% y el 50% de las personas con síntomas nunca consultan al médico. Esto sugiere que el número real de casos podría ser considerablemente mayor.
“El síndrome per se ocupa un importante número en las consultas médicas”, puntualizó Montero, lo que evidencia la carga que representa para el sistema de salud venezolano, especialmente en contextos donde el acceso a atención especializada es limitado.
Impacto emocional y social: más allá del dolor físico
Uno de los aspectos más relevantes —y menos visibilizados— del SII es su efecto sobre el bienestar emocional y social del paciente. El Dr. Montero señaló que, si bien los síntomas digestivos son molestos, lo más limitante para los pacientes es la afectación a su vida diaria: la imposibilidad de salir con tranquilidad, viajar o realizar actividades sociales por temor a los síntomas.
“El paciente realmente lo que le molesta es la ostirpación, el dolor, pero lo que más aqueja es la limitación social que condiciona el síndrome”, explicó.
Además del dolor abdominal y los cambios en las evacuaciones, es común que los pacientes reporten sensación de llenura o distensión abdominal, lo que puede confundirse con otras patologías gastrointestinales.
¿Cómo se diagnostica el SII?
Actualmente no existe una prueba de laboratorio definitiva para el diagnóstico del SII. El proceso diagnóstico se basa principalmente en la evaluación clínica de los síntomas, siguiendo los criterios de Roma IV, los cuales incluyen:
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Dolor abdominal recurrente durante al menos tres meses.
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Frecuencia mínima de una vez por semana.
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Asociación del dolor con cambios en la frecuencia o forma de las deposiciones.
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Ausencia de una causa orgánica demostrable.
El diagnóstico se realiza por descarte, y muchas veces es necesario realizar exámenes para descartar enfermedades inflamatorias intestinales, infecciones o intolerancias alimentarias.
¿Qué hacer si se sospecha de SII?
El tratamiento del SII es multidisciplinario, y puede incluir:
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Cambios en la dieta: eliminar alimentos irritantes o fermentables (como los FODMAP).
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Control del estrés y apoyo psicológico.
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Uso de probióticos, antiespasmódicos o laxantes, dependiendo del tipo de SII.
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Actividad física regular.
Aunque el síndrome no tiene cura definitiva, una adecuada orientación médica puede mejorar significativamente la calidad de vida del paciente.