Lluvias récord que dieron vida al desierto
Este año, las precipitaciones en el Atacama alcanzaron cifras extraordinarias para un ecosistema que suele recibir apenas 2 milímetros anuales de agua. En algunos sectores de gran altitud se registraron hasta 60 milímetros, lo que generó las condiciones ideales para el florecimiento masivo de más de 200 especies vegetales.
El fenómeno se produce cuando semillas latentes bajo la superficie rocosa —que pueden permanecer inactivas por años— despiertan con la humedad suficiente.
El botánico Víctor Ardiles, del Museo Nacional de Historia Natural de Chile, explica que “estas semillas necesitan al menos 15 milímetros de lluvia para activarse, pero también dependen de la temperatura, las horas de luz solar y la humedad ambiental para completar su ciclo de vida”.
El resultado: una explosión de colores fucsia, amarillo, rojo y púrpura que ha transformado el paisaje desértico en un lienzo vivo que parece pintado por la naturaleza.
Un espectáculo efímero que atrae a miles de visitantes
El desierto florido no solo es un fenómeno biológico, sino también un imán turístico y cultural. Cientos de visitantes de todo Chile —y de otros países— han viajado hasta lugares como el Parque Nacional Llanos de Challe, uno de los epicentros del florecimiento, para ser testigos del raro acontecimiento.
“Es algo que ocurre pocas veces en la vida. Ver el desierto convertido en un jardín es una experiencia que emociona”, comentó Ana Pizarro, turista que viajó desde Santiago para presenciar el evento.
El florecimiento, sin embargo, tiene una duración limitada. La mayoría de las especies desaparecen con la llegada del verano, entre noviembre y enero, cuando las altas temperaturas y la falta de humedad detienen el ciclo vital de las plantas.
Protección ambiental y valor ecológico
La importancia ecológica de este fenómeno llevó al gobierno de Gabriel Boric a decretar, en 2023, la creación del Parque Nacional Desierto Florido, que protege más de 570 kilómetros cuadrados de áreas naturales ubicadas a lo largo de la Carretera Panamericana.
El curador Ardiles enfatiza que este tipo de floración no tiene comparación en el planeta:
“No existe otro lugar en el mundo donde un desierto tan árido se transforme de esta manera. El Atacama es un laboratorio natural de biodiversidad adaptada a condiciones extremas.”
Entre las especies que protagonizan este espectáculo natural se encuentran añañucas, malvillas, suspiros y patas de guanaco, flores que brotan solo cuando el clima ofrece el delicado equilibrio de humedad y temperatura necesario.
Más allá del color: un llamado a cuidar el planeta
Expertos en cambio climático destacan que, aunque el fenómeno del desierto florido tiene causas naturales, las alteraciones en los patrones de lluvia podrían estar relacionadas con los efectos del fenómeno de El Niño y el calentamiento global.
“Estas lluvias excepcionales no solo nos dejan un paisaje de ensueño, sino que también son una advertencia sobre cómo el clima está cambiando en las zonas áridas del planeta”, señaló la climatóloga chilena María José Fuentes.
El gobierno chileno ha intensificado las campañas de concienciación para que los turistas disfruten del evento sin dañar el ecosistema, promoviendo el respeto por las zonas protegidas y la recolección cero de flores silvestres.